«Era el macho y la hembra…»

Máscaras

Él era el macho y la hembra, el seductor y la seducida. Era glotón, era cornudo, era viajero agotado. Arañaba el suelo hacia los costados con sus pies de reptil, después se quedaba inmóvil y erguía la cabeza. Levantaba su párpado inferior para cubrir el iris, y extraía su lengua de lagarto. Hinchaba el cuello hasta formar bocios de cólera; y, finalmente, cuando le llegaba el momento de morir, se contorsionaba y retorcía, atenuándose más y más sus movimientos como los del Cisne Moribundo.

Entonces se le atascó la mandíbula, y ahí terminó.

El hombre de azul agitó las manos en dirección a la colina y, con la cadencia triunfante de quien ha contado la mejor de las historias posibles, gritó: –¡Ahí … ahí es donde está!

El recital no había durado más de tres minutos.

Bruce Chatwin, The Songlines, Londres: Pan Books, 1988, pàg. 117, a partir de la traducción de J. M. de Prada-Samper
Ilustración basada en un amuleto Haida (Gran Garza Azul y Humano), conservado en el Royal British Columbia Museum

2 comentarios en “«Era el macho y la hembra…»

  1. Mi comentario de esta entrada llega un poco tarde pero llega….jajaja.
    Bueno…vaya ser tan fantástico….era macho y hembra….Eso me recuerda que hay animales que nacen machos ( creo que algunos peces) y que a la hora de reproducirse se transforman en hembras,ahí hay un transformación, es uno u otro….. desde luego nada que ver con la convivencia en un mismo cuerpo de los dos sexos del que habla la narración que nos traéis….

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  2. Hola Alicia, saludos desde Suráfrica. En este extracto Chatwin describe las transformaciones de un narrador, que con su gestualidad y lenguaje corporal es simultáneamente todos los personajes de su relato. Sin duda, para evitar confusiones tendría que haber dado más contexto para dejar esto claro.

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