Que ninguno de vosotros lo cuente la mitad de bien

Hace tiempo, y tiempo ha que fue: si hubiera estado allí entonces, no estaría aquí ahora; si estuviera aquí ahora y también entonces, podría tener un cuento nuevo, o un cuento viejo, o ningún cuento en absoluto. En cualquier caso, comoquiera que cuente el cuento esta noche, que ninguno de vosotros lo cuente igual de bien mañana por la noche.

Éamon a Búrc, narrador de Galway, en Angela Bourke, «Economic necessity and escapist fantasy in Éamon a Búrc’s sea stories», en P. Lysaght y otros (eds.), Islanders and Water-Dwellers: Proceedings of the Celtic-Nordic-Baltic Symposium held at University College Dublin 16-19 June 1996, pág. 28.

Ilustración inspirada en el arte de la cultura Ashanti de Ghana

Las verdades de los mitos pueden ser de otro tipo

Los mitos son, ante todo, ‘verdades ficticias’, que transmiten verdades importantes para la vida, pero que para nosotros, y en ocasiones para los indios, son ficticias. Los tewa de Santa Clara, en Nuevo México, introducen algunos de sus relatos con palabras como estas: ‘En un lugar que nunca hubo, en un tiempo que nunca fue, esto no sucedió’.

Los indios nootka de la isla de Vancouver, insisten en la verdad literal de cómo el fundador de un grupo de parentesco obtuvo sus prerrogativas. Estos relatos son ciertos porque la aventura inicial tuvo lugar, y el relato se ha transmitido desde entonces en una cadena de sucesión que nos es conocida. Pero es posible referirse en inglés a los mitos como fairy stories (cuentos de hadas). La herencia, en suma, es un hecho histórico, pero las verdades de los mitos pueden ser de otro tipo.

Dell Hymes, «Notes toward (an understanding of) supreme fictions», en I know only so far: Essays in Ethnopoetics, Lincoln y Londres: University of Nebraska Press, 2003, pág. 382

Ilustración inspirada por la decoración de huevos de avestruz de los pueblos bosquimanos

Dos aspectos de un mismo instante

En el caso de un poema literario, existe un lapso entre la composición y la lectura o recital; en el caso de un poema oral, dicho lapso no existe, porque la composición y el recital son dos aspectos del mismo instante. Por tanto, la pregunta «¿Cuándo se recitaría tal o cual poema oral?» carece de sentido; la pregunta debería será «¿Cuándo se recitó el poema oral?» Un poema oral no se compone para su recital, sino en el recital mismo. Lo que este planteamiento implica tiene un alcance amplio y profundo.

Albert B. Lord refiriéndose a los rapsodas serbo-croatas, The Singer of Tales, Cambridge, MA y Londres: Harvard University Press, 1960. pág. 13

Ilustración inspirada en el dibujo de una tortuga de la cultura Mimbres

Pero no nos dormíamos

Supe de Coyote y de las cosas que puede hacer porque mi padre nos contaba historias sobre cómo empezó el mundo y cómo Coyote ayudó a nuestro Creador, Hermano Mayor, a poner las cosas en orden. Sólo algunos hombres conocen estas historias, pero mi padre era uno de ellos. En las noches de invierno, cuando nos terminábamos las gachas o el estofado de conejo y estábamos tumbados en nuestras esteras, mis hermanos le decían:

–Padre, cuéntenos algo.

Mi padre se tumbaba en silencio sobre su estera, con mi madre a su lado y el bebé entre ellos. Al cabo, empezaba lentamente a contarnos sobre cómo empezó el mundo. Este es un relato que sólo se puede contar en invierno, cuando las serpientes no rondan por ahí, porque si lo escucharan las serpientes entrarían arrastrándose y te morderían. Pero en invierno, cuando las serpientes duermen, contamos estas cosas. Nuestro relato sobre el mundo está repleto de canciones, y cuando los vecinos escuchaban cantar a mi padre abrían la puerta de nuestra casa y franqueaban el alto umbral. Familia tras familia venían, y hacían un gran fuego y mantenían la puerta cerrada ante la fría noche. Cuando mi padre terminaba una frase, todos decíamos a continuación la última palabra. Si alguien se dormía, él paraba. Ya no seguía hablando. Pero no nos dormíamos.

R. M. Underhill, Papago Woman, Long Grove, Ill.: Waveland Press, pág. 50

Ilustración inspirada en el arte del pueblo Klickitat de la costa noroeste de América

Una herencia del pasado profundo

Esto es lo que hemos heredado del pasado profundo, [. . .] la habilidad innata de contar y entender relatos, que viene de nuestras interacciones con un entorno natural exigente; y los programas neuronales que nos permiten leer y escribir, que también proceden de ese entorno.

Margaret Atwood, “Literature and the environment” en Burning Questions: Essays and Occasional Pieces, 2004-2021, Londres:  Chatto & Windus, 2022, pág. 145

Ilustración inspirada en el dibujo de un tejido sudafricano

Quizá nunca sea posible escuchar el final

A los khanty [de Siberia] les encanta narrar cuentos maravillosos, sobre todo por la noche. En los campamentos del bosque, cuando todos se van a acostar, un anciano sigue contando historias mientras haya alguien que siga despierto. Una de mis amigas me dijo que, de niña, intentaba no quedarse dormida mientras el anciano narraba historias, pero que nunca logró escuchar el final. Quizá nunca sea posible escuchar el final porque lo que normalmente se traduce como «un cuento maravilloso» o «un relato», significa realmente «una senda» o «una senda como destino». Mi buen amigo y maestro Leonti Taragupta me habló una vez de esto.

Natalia I. Novikova, «Self-Government of the Indigenous Minority Peoples of West Siberia: Analysis of Law and Practice», de People and the Land. Pathways to Reform in Post-Soviet Siberia, ed. Erich Kasten, Berlin: Dietrich Reimer Verlag, 2002, pp. 83-97

Ilustración: Énso

Dónde nos llevan las historias

Las historias nos arrebatan, decimos. Nos sacan de nosotros mismos. Nos hacen olvidar, por un instante, la rutina y lo mundano. Nos gusta pensar que nos llevan a lugares lejanos y exóticos que son «puramente imaginarios».

Actitudes así quizá expliquen por qué entre los kuranko [de Sierra Leona] la narración de historias está prohibida durante el día (de vulnerarse la prohibición uno se arriesga a que haya alguna muerte en la familia), y por qué los relatos pertenecen a la noche (cuando el trabajo ha terminado, y entra uno en el mundo contradictorio de los sueños y la oscuridad).

Sin embargo, incurriríamos en error si interpretáramos lo imaginario como una negación de lo real, pues las experiencias que menospreciamos como «meras» fantasías o sueños son parte integral de nuestras vidas «reales», como la noche lo es del día. Es por este motivo por lo que es importante explorar no solo las formas en que las historias nos llevan más allá de nosotros mismos, sino también cómo transforman nuestra experiencia y nos hacen retornar a nosotros mismos, cambiados.

Michael Jackson, The Politics of Storytelling: Variations on a Theme by Hanna Arendt, Copenhague: Museum Tusculanum Press, University of Copenhagen, 2013, pp. 143-144

Ilustración inspirada en un dibujo textil japonés

Estableciendo el lugar

haya

 

El “dónde” está entre los primeros elementos de todo intercambio humano. La mayor parte de los relatos, órdenes, mitos y chistes carecen de sentido si no se establece el lugar.

Philip Marsden, Rising Ground, Londres: Granta, 2014, pág. 65
Ilustración inspirada en un haya

 

 

Antes se toma un trago que se cuenta un cuento

FIGURA HN_SERPIENTE

 

Y lo miró; y cuando vio lo bello que era, dijo:

¿Serías tan amable de venir conmigo a casa de mi padre para tomar algo?

Así que el mozo fue y se sentó con ella, y antes de preguntarle nada, ella le sirvió vino y le dijo:

Antes se toma un trago que se cuenta un cuento.

Cuando hubo bebido, el mozo se puso a hablar, y le contó todo lo sucedido, y cómo la había visto en sueños, y cuándo, y ella se alegró mucho.

Yo también te vi en sueños la misma noche –dijo.

J. M. de Prada-Samper (ed.), Cuentos populares de las Tierras Altas escocesas recogidos por John Francis Campbell, Madrid: Siruela: 2009, p. 182 
Ilustración inspirada en un elemento decorativo de la época baja, Egipto Antiguo

La verdad de los mitos

FIGURA HN_RIO GRANDE

 

Los mitos son ante todo ‘verdades ficticias’ que transmiten verdades importantes para la vida; para nosotros, sin embargo, y a veces para los indios, son ficticios. Los tewa del pueblo de Santa Clara de Nuevo México introducen algunos relatos con palabras como éstas: ‘En un lugar que nunca fue, en un tiempo que nunca fue, esto no sucedió’.

Los indios nootka de la isla de Vancouver insisten en la verdad literal de los relatos que hablan de cómo el fundador de un linaje obtuvo las prerrogativas de éste. Dichos relatos son ciertos porque la aventura inicial tuvo lugar y la historia se ha transmitido desde entonces a través de una cadena sucesoria conocida. Pero, [entre los nootka,] es posible referirse en inglés a los mitos como ‘cuentos de hadas’. La herencia, en suma, es un hecho histórico; las verdades de los mitos pueden ser de otros tipos.

América del Norte; Dell Hymes, “Notes toward (an understanding of) supreme fictions”, in I know only so far: Essays in Ethnopoetics, Lincoln & London: University of Nebraska Press, 2003, pág. 382 
Ilustración inspirada en un motivo indígena de la zona de Río Grande