Todos tienen que escuchar y narrar

[Entre los akamba, un pueblo del África oriental,] todo el mundo cuenta cuentos, pero hay distintos grados de habilidad y pericia en el arte de narrarlos. Del mismo modo, todo el mundo escucha cuentos, aunque ha de haber niños presentes cuando se cuenta una historia. Los adultos no narran historias entre ellos.

El momento ha de ser después del ocaso, pues los akamba dicen que ngewa ityi muyo muthenka (“los cuentos no son interesantes durante el día” o kuyananiwaa muthenya (“los cuentos no se narran durante el día”). La gente ya no está trabajando los campos o pastoreando en las llanuras. Las familias se juntan después de la jornada de trabajo, y cuando se termina el intercambio de noticias y hierven los pucheros, cuando los molinos callan y las vacas, tras ser ordeñadas, dejan de mugir, llega el momento de los cuentos. La gente se sienta alrededor del fuego; los niños dejan de jugar, y aguardan expectantes. Si un niño tiene que ir a otra casa a coger algo, el narrador aguarda hasta que en niño vuelve y está listo para escuchar. Los adultos deben abstenerse de causar interrupciones innecesarias.

Normalmente los abuelos saben más historias que los demás, seguidos de los padres y de los hermanos y hermanas mayores de los niños. Pero los miembros más jóvenes de la familia también deben aprender a narrar, lo que hacen repitiendo algunos de los cuentos transcurridos unos meses, o contándoselos a otros niños cuando van a visitar a sus parientes. La gente se ríe de quienes no saben cuentos, ni cómo narrarlos. De modo que todos tienen que escuchar y narrar. […]

El narrador insufla vida a la historia para hacerla atractiva. Si hay alguna moraleja que aprender, el narrador no la fuerza: si está bien contado, el cuento se prestará él mismo a ese fin. […] El narrador nunca menciona [las] lecciones [que pueden derivarse de un cuento.] Simplemente narra el cuento que expone en forma dramatizada estas lecciones.

John S. Mbiti, Akamba Stories, Oxford: Clarendon  Press, 1966, págs. 23-25

Ilustración inspirada en un dibujo del tambor de un chamán

La narración de historias es asunto complicado

[San] Patricio dijo entonces:

–Es este un relato complicado. La hermana de Aillén, hijo de Eogabál, se ha enamorado de Manannán, y la esposa de Manannán se ha enamorado de Aillén.

–¿Que palabra sino «complicado» podría describir un relato así –dijo Benén– dada su trama?

De modo que el antiguo dicho, «la narración de historias es asunto complicado», viene de aquí.

–Manannán dio su propia esposa a Aillén, y Áine sedujo a Manannán –dijo Cailte.

Autor irlandés anónimo, hacia 1200; de A. Dooley y H. Roe (trads.), Tales of the Elders of Ireland: A new Translation of the Acallamna Senórach, Oxford: Oxford University Press, 1999, pág. 111 

Ilustración inspirada en los boles de cerámica de los hausa de Nigeria

Lo importante es conservar el sentimiento del relato

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En el nuevo libro he incluido varias historias muy antiguas que escribí de memoria, tal y como las escuché hace mucho tiempo. Con la memoria hay que tener cuidado; para ciertos hechos o detalles la memoria es probablemente más imaginativa que otra cosa, pero lo importante es conservar el sentimiento del relato. Es algo que nunca olvido: el sentimiento que uno recibe del relato es lo que hay que esforzarse por plasmar con fidelidad.

Leslie Marmon Silko (de los pueblo de Laguna, en Nuevo México) en una carta al poeta James Wright, en L. M. Silko y J. Wright, The Delicacy and Strength of Lace, edición de Anne Wright, Saint Paul, Minnesota: Graywolf Press, págs. 69-70
Ilustración inspirada en dibujo andino

Cómo…

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…cómo los relatos dan forma y sustancia al mundo y cómo le dan significado y valor; cómo nos acercan al mundo real al distanciarnos de él; cómo unen, y al mismo tiempo separan, a las personas; cómo son a la vez verdaderas y no verdaderas.

J. E. Chamberlin y Levi Namaseb, “Stories and songs across cultures”, Profession, 2001, pág. 25
Ilustración inspirada en un estandarte turco

 

No un simple mensaje

CIRCULO ZEN

16 de enero, 1969

Se trata de un recital zulú, y después del recital expreso mi opinión sobre el simbolismo de uno de los relatos que he escuchado. El recitador zulú me interrumpe, y me explica que el sentido del relato consiste en la totalidad del recital, no en un simple mensaje. El recital es lo que cuenta. El recitador zulú me explica, “Si tuviera que decirte lo que la historia significa, tendría que volver a contártela”.

Harold Scheub, The poem in the Story: Music, Poetry and Narrative, Madison: The University of Wisconsin Press, 2002, pág. 119
Ilustración: Énso

Cada persona tiene su forma de pensar

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Sí, por supuesto, algunas personas cuentan cuentos de una forma, algunas los cuentan de otra. Quizá se deba a que la gente a veces se separa durante un tiempo y sigue contando historias. Pero en todos estos relatos sobre los viejos tiempos; la gente utiliza palabras y nombres distintos para las mismas cosas. Hay muchas formas diferentes de hablar. Lo que pasa es que cada persona tiene su forma de pensar.

!Unn /obe, narradora de los Ju/’hoansi del Kalahari; Megan Biesele, Women Like Meat: The Folklore and Foraging Ideology of the Kalahari Ju/’hoan, Johannesburg: Witswatersrand University Press, 1993, pág. 66
Ilustración inspirada en el dibujo de una tortuga de la cultura Mimbres

Ahora forman parte intrínseca de su vida

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Como ya se ha dicho, [entre los pawnee skidi de Norteamérica] estas tradiciones, así como los rituales, se consideran posesiones personales. El propietario ha pagado por ellas y por tanto, según sus creencias, ahora forman parte intrínseca de su vida. A medida que las cuenta se va despojando de cierta parte de su vida, y contribuye así de forma directa a que ésta se acerque a su fin. Así, como exclamó un hombre de mediana edad, “No puedo contarte todo lo que sé, porque aún no estoy preparado para morir”; o, en palabras de un viejo sacerdote, “Sé que mis días son pocos. Mi vida ya no es útil. No hay motivo por el que no pueda contarte todo lo que sé”.

George A. Dorsey, Traditions of the Skidi Pawnee, Boston y Nueva York: Houghton, Mifflin & Co. for the American Folk-Lore Society, 1904, pág. xxii
Ilustración inspirada en en una pintura rupestre del Cabo del Norte, Sudáfrica

Los relatos se quedan huérfanos con la misma facilidad que las personas

MARIPOSA

Nuestras naves rituales se hunden y nuestras casas comunales se desmoronan ante los maremotos y terremotos que hemos causado.

En un mundo así, los relatos se quedan huérfanos con la misma facilidad que las personas. Pero los relatos buscan a las personas, porque necesitan personas que los cuenten. Y las personas tienen tanta necesidad de relatos que contar como de zapatos, cuchillos y fuego. Los necesitamos porque los relatos son mapas del mundo; son resúmenes concentrados de realidad. Quienes no tienen relatos que contar, al igual que los relatos que no tienen quien los cuente, no sobreviven.

Robert Bringhurst, en Everywhere Being is Dancing, Kentville, Nova Scotia: Gaspereau Press, 2007, págs. 236-237
Ilustración inspirada en los dibujos de la cerámica Pueblo, Nuevo México

 

Narración y sentido

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Es cierto que la narración revela el sentido sin caer en el error de definirlo, que facilita el consentimiento y la reconciliación con las cosas tal como realmente son, y que incluso podemos confiar en que tarde o temprano contendrá, implícitamente, la última palabra que esperamos del «día del juicio».

Hanna Arendt, “Isak Dinesen, 1885-1962”, in Isak Dinesen, Daguerrotypes and Other Essays, Chicago: University of Chicago Press, 1979, p. xx; Arend’s essay on Dinesen was first published in 1968
Ilustración basada en una imagen de inspiración budista.