Son unos sinvergüenzas

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«[En los cementerios] se debe impedir que entre las tumbas se instalen los que cuentan cuentos o dicen la buenaventura.»

«Debe impedirse que los que dicen la buenaventura o cuentan cuentos se queden solos con mujeres para hablarles en las tiendas que levantan [para ejercer su oficio], pues es un medio de violentarlas o un ardid para robarles, si bien las que acuden a ellos no son más que desvergonzadas. … Vigílese continuamente a estos individuos, que son unos sinvergüenzas»

Ibn ’Abdûn, traducción de Emilio García Gómez y E. Levi-Provençal, Sevilla a comienzos del siglo XII, Sevilla: Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, 1998, págs. 97-98
Ilustración inspirada en un tótem Haida de la costa noroeste de Norteamérica

Desecha los cuentos de viejas

MUJER KIMBERLEY ABORIG-RED

«Si enseñas esto a los hermanos, serás buen ministro de Cristo Jesús, nutrido en las palabras de la fe y de la buena doctrina que has alcanzado. Cuanto a las fábulas impías y los cuentos de viejas, deséchalos» (I Timoteo, 4: 6-7).

Así la traducción de Nácar y Colunga. La traducción, más literal, de Bover y Cantera dice:

«Si estas cosas sugieres a los hermanos serás excelente ministro de Cristo Jesús, nutriéndote con la palabra de la fe y de la buena doctrina que has seguido. En cambio, esas fábulas profanas y propias de viejas, evítalas»

Ilustración inspirada en una pintura rupestre de Kimberley, Australia.