«Si, entonces, los griots, todavía activos en pueblos y aldeas del Sudán, siguen transmitiendo toda la cultura de la tradición popular africana y haciendo de las masas ‘analfabetas’ gente perfectamente civilizada y cultivada, consciente de sí misma y respetuosa de los demás, temernos lo que sucederá cuando sus voces dejen de oírse, pues sus hijos y [nietos] asisten hoy día a la escuela europea y la tradición familiar ya no se transmite.
»Por lo que a la consiguiente pérdida para África y para el mundo se refiere, sólo podemos calibrar su importancia si somos conscientes de la importancia de este patrimonio. Para demasiados extranjeros y africanos modernos e ignorantes, no se trata más que de un puñado de cuentos sin importancia. […] Sin embargo, si examinamos con más detenimiento ciertas zonas de África, encontramos una literatura mucho más diversa, que incluye distintas categorías [y no sólo «cuentos»]: epopeyas, mitos cosmogónicos, aventuras, comedias populares, poesía amorosa, poesía oratoria (fúnebre, bélica, matrimonial, de alabanza), drama ritual y canciones religiosas, por no hablar, por supuesto, de máximas, cuentos y fábulas, acertijos y proverbios. Todo esto constituye un conjunto tan inmenso en calidad e importancia como la literatura medieval de nuestra douce France. […]
»Debería pedirse a toda persona de cultura francesa que se parase a pensar por un instante en el vacío que se crearía, y en el manantial vivo que se secaría si, por alguna desgracia, este patrimonio ancestral se perdiera, y con él la fe, la historia, la poesía, la grandeza, la sabiduría y la experiencia. Sólo tras una reflexión así puede uno preguntarse si en nombre del desarrollo económico y de una educación al estilo europeo hay derecho a negar al africano de hoy día los cimientos de su cultural básica original.
»Theodor Monod dijo en 1934, no sin humor, «el africano no bajó ayer de los árboles». Hampaté Bâ nos advierte hoy: «con la muerte de cada anciano, arde una biblioteca», y no es una figura retórica!»
[Que yo sepa, esta es, en su contexto, la primera ocasión en que la muy repetida frase de Amadou Hampaté Bâ apareció impresa, sin duda en la edición francesa de la revista Presence Áfricaine, que aparecía simultáneamente en versión inglesa. El breve artículo de Kesteloot trata de las epopeyas del África Occidental. –Ed.]
Dicen que los muertos siguen vivos entre nosotros mientras les recordemos, mientras sigamos hablando de lo que hacían, mientras nos riamos de las anécdotas que salpicaron su vida o de lo que sufrieron…Pasa lo mismo con todas estas tradiciones antiguas que durante siglos han marcado las vidas de los africanos( los nombro asi, pero no me gusta, hay verdaderas civilizaciones en África), les ha orientado, guiado, educado, les ha mostrado un sentido de la vida único, el suyo… La educación….si, la educación es importante…pero es que pensamos acaso que no han recibido educación? no será desde luego la occidental aunque sí la suya, adaptada a su entorno, a su manera de ver el mundo y la vida, a su vision de lo que es bello y lo que no…..la lista es larga.
En fin es triste pensar que pueda llegar el dia que todo este patrimonio se pierda aunque quiero quiero pensar que habran muchos que lo defenderá y protegerán….por que es un tesoro incalculable.
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Efectivamente, Alicia, hay muchas maneras de educar.
Los cuentos y las tradiciones siguen vivos, pero tenemos que cuidarlos y ese patrimonio tan rico nos habla y nos pertenece a todos.
Como siempre agradecemos muchísimos tus comentarios que aportan mucho a las entradas.
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