–Escucha –dijo–, como eres americano seguro que has visto montones de películas, ¿no? ¿Leído cantidad de libros? ¿Leído un montón de novelas?
Volví a asentir.
–Estupendo. Creo que quizá podamos establecer una buena relación comercial.
El parkhan [cabecilla] sonrió de oreja a oreja ante mi estupor. Entonces su actitud cambió y se puso muy serio e intenso, observándome directamente con apenas el deje de una sonrisa burlona en torno a sus ojos oscuros. […]
–Escúchame –dijo con seriedad–. ¿Puedes exprimir una novela?
Yo dije:
–¿A qué te refieres con ‘exprimir’?
–Ya sabes, en nuestra jerga ‘exprimir’ significa ‘contar’. ¿Podrías contarnos novelas, narrar historias? Lo mismo con películas. Aquí no tenemos narrador, y necesitamos historias. La vida está vacía sin una buena historia que te ayude seguir adelante día a día. ¿Podrías hacer eso?
Alexander Dolgun y Patrick Watson, Alexander Dolgun’s Story: An American in the Gulag. Nueva York: Alfred A. Knopf 1974, págs. 141-142)
Ilustración inspirada en un dibujo tradicional de Ruanda