Los relatos se quedan huérfanos con la misma facilidad que las personas

MARIPOSA

Nuestras naves rituales se hunden y nuestras casas comunales se desmoronan ante los maremotos y terremotos que hemos causado.

En un mundo así, los relatos se quedan huérfanos con la misma facilidad que las personas. Pero los relatos buscan a las personas, porque necesitan personas que los cuenten. Y las personas tienen tanta necesidad de relatos que contar como de zapatos, cuchillos y fuego. Los necesitamos porque los relatos son mapas del mundo; son resúmenes concentrados de realidad. Quienes no tienen relatos que contar, al igual que los relatos que no tienen quien los cuente, no sobreviven.

Robert Bringhurst, en Everywhere Being is Dancing, Kentville, Nova Scotia: Gaspereau Press, 2007, págs. 236-237
Ilustración inspirada en los dibujos de la cerámica Pueblo, Nuevo México

 

El que da mucho tributo en palabras

 

kamon

[S]hé-mutúro wábinwa / el que da mucho tributo en palabras: no es una expresión de alabanza, ni una crítica a quien habla demasiado, sino que se refiere a quien da tributo en palabras, que ayuda mediante su destreza como juez y orador.

Daniel Biebuyck and Kahomb C. Mattene, The Mwindo Epic from the Banyanga (Congo Republic), Berkeley and Los Angeles: University of California Press, 1969, p. 80 note 143  
Ilustración inspirada en un kamon, símbolo usado por los samuráis

No es una figura retórica

ancestro

 

«Si, entonces, los griots, todavía activos en pueblos y aldeas del Sudán, siguen transmitiendo toda la cultura de la tradición popular africana y haciendo de las masas ‘analfabetas’ gente perfectamente civilizada y cultivada, consciente de sí misma y respetuosa de los demás, temernos lo que sucederá cuando sus voces dejen de oírse, pues sus hijos y [nietos] asisten hoy día a la escuela europea y la tradición familiar ya no se transmite.

»Por lo que a la consiguiente pérdida para África y para el mundo se refiere, sólo podemos calibrar su importancia si somos conscientes de la importancia de este patrimonio. Para demasiados extranjeros y africanos modernos e ignorantes, no se trata más que de un puñado de cuentos sin importancia. […] Sin embargo, si examinamos con más detenimiento ciertas zonas de África, encontramos una literatura mucho más diversa, que incluye distintas categorías [y no sólo «cuentos»]: epopeyas, mitos cosmogónicos, aventuras, comedias populares, poesía amorosa, poesía oratoria (fúnebre, bélica, matrimonial, de alabanza), drama ritual y canciones religiosas, por no hablar, por supuesto, de máximas, cuentos y fábulas, acertijos y proverbios. Todo esto constituye un conjunto tan inmenso en calidad e importancia como la literatura medieval de nuestra douce France. […]

»Debería pedirse a toda persona de cultura francesa que se parase a pensar por un instante en el vacío que se crearía, y en el manantial vivo que se secaría si, por alguna desgracia, este patrimonio ancestral se perdiera, y con él la fe, la historia, la poesía, la grandeza, la sabiduría y la experiencia. Sólo tras una reflexión así puede uno preguntarse si en nombre del desarrollo económico y de una educación al estilo europeo hay derecho a negar al africano de hoy día los cimientos de su cultural básica original.

»Theodor Monod dijo en 1934, no sin humor, «el africano no bajó ayer de los árboles». Hampaté Bâ nos advierte hoy: «con la muerte de cada anciano, arde una biblioteca», y no es una figura retórica!»

[Que yo sepa, esta es, en su contexto, la primera ocasión en que la muy repetida frase de Amadou Hampaté Bâ apareció impresa, sin duda en la edición francesa de la revista Presence Áfricaine, que aparecía simultáneamente en versión inglesa. El breve artículo de Kesteloot trata de las epopeyas del África Occidental. –Ed.]

 

Lylian Kesteloot, “The West African Epics”, Présence Africaine, vol. 30, 1966, pp. 201-202
Ilustración inspirada por una escultura que representa un ancestro de Indonesia

Los cuentos actúan sobre ti como flechas

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Pienso en la montaña llamada «Rocas blancas se extienden apiñadas» como si fuera mi abuela materna. Recuerdo historias de lo que en otros tiempos sucedió en esa montaña. Las historias que me contaron eran como flechas. Cuando estoy en otro sitio y oigo el nombre de la montaña, la veo. Su nombre es como una imagen. Los cuentos actúan sobre ti como flechas. Los cuentos te hacen vivir como es debido. Los cuentos hacen que te renueves.

(Benson Lewis, 64 años, apache de Cibecue, 1979)

Wisdom Sits in Places: Landscape and Language Among the Western Apache, Albuquerque: University of New Mexico Press, p. 38

Dibujo de Anansi, la araña del pueblo Ashanti

La sabiduría se asienta en los lugares

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La sabiduría se asienta en los lugares. Es como agua que nunca se seca. ¿Verdad que para seguir vivo necesitas agua? Bueno, pues también necesitas beber de los lugares. Debes recordarlo todo sobre ellos. Debes aprender su nombre. Debes saber lo que hace mucho tiempo sucedió en ellos. Debes pensar sobre ello y no dejar de hacerlo. Entonces tu intelecto se volverá más y más ágil. Entonces verás el peligro antes de que suceda. Recorrerás un largo camino y vivirás largo tiempo. Serás sabio. La gente te respetará.

Dudley Patterson, notable apache de Cibecue

Dudley Patterson, Cibecue Apache elder; Wisdom Sits in Places: Landscape and Language Among the Western Apache, Albuquerque: University of New Mexico Press, p. 127
Ilustración inspirada en un dibujo del pueblo huichol de México

Prohibido cabecear

Amuleto sumerio

 

«Las canciones de los pápago se transmiten de cantor en cantor con más cuidado que los poemas de Homero. Un hombre sueña sus propias canciones y se las da a su hijo; pero antes de que naciera ya existía un corpus de magia mediante el cual los antepasados gobernaban su mundo. A este conjunto de cantos y relatos lo he llamado a veces la ‘Biblia pápago’. Como buena parte de la literatura no escrita del Sudoeste [de Estados Unidos], es mitad prosa y mitad verso […].

»En toda aldea pápago hay un anciano cuya función hereditaria es recitar esta ‘Biblia’. El momento convenido para su recital son esas cuatro noches de invierno ‘cuando el sol se detiene’ antes de dar la vuelta en ese viaje al sur en el que se diría que quizá podría llevarse su luz para siempre.

»En esas noches –cuatro, porque todo lo sagrado va de cuatro en cuatro– los hombres pápago se reunían en la casa ceremonial […].

»Los hombres se sentaban con las piernas cruzadas, los brazos plegados y la cabeza inclinada. Esta era la postura que el decoro exigía, del mismo modo que nuestros antepasados victorianos exigían sentarse erguido en el banco de la iglesia. Nadie debía interrumpir al orador con una pregunta o siquiera un movimiento. Nadie debía cabecear. Si alguien lo hacía, uno de sus vecinos le metía un cigarrillo ardiendo entre los dedos de los pies, calzados con sandalias. Si el orador lo veía, se paraba abruptamente y por aquella noche ya no había más narración de historias.

»El narrador había trabajado quizá durante años para memorizar toda esa compleja masa de prosa y verso. La prosa la complementaba en ocasiones con ilustraciones y explicaciones de su cosecha, pero el verso no podía cambiarse. La letra y la tonada de cada canción habían sido ‘dadas’ por Hermano Mayor [el creador]; también el punto exacto en que aparecían dentro del relato. Un anciano se ha negado a contarme una historia porque ha olvidado la tonada de una canción, y por eso no puede contarme el relato completo. Sin embargo, se han ido filtrando variaciones, y la ‘Biblia’ cambia de una aldea a otra.

La ‘Biblia’ pápago requeriría de por sí un libro […].»

Ruth Murray Underhill, Singing for Power: The Song Magic of the Papago Indians of Southern Arizona, Berkeley & Los Angeles: University of California Press 1968 [1938], pp. 11-13
Ilustración inspirada en un amuleto sumerio de una rana del 3500 A.C

Recuperando el relato

HN-cazador

 

He encontrado la clave del sistema que (en los viejos tiempos) regía el matrimonio entre parientes lejanos, una cuestión que el año pasado me tenía desconcertado. Cuando la novia se casa, cierta parte del relato ancestral (smaiusta) de su padre se transmite al marido; por ejemplo, el derecho a tallar o pintar un cuervo en una caja para guardar comida. A menos que se vuelva a adquirir, el relato permanece en la familia del marido, pero a medida que el smaiusta se va transmitiendo, permanece el recuerdo de que parte de él está en otra familia y un hijo, nieto u otro descendiente del padre de la esposa intentará recuperarlo desposando a una mujer de la otra familia. Como lo expresan los bella coola, un hombre siempre ‘caza’ cuando contrae matrimonio, con el objeto de recuperar fragmentos de sus smaiustas.

 
De una carta del antropólogo canadiense  T. F. McIlwraith a Edward Sapir, 26 diciembre 1923 en At Home with the Bella Coola Indians: T. F. McIlwraith’s Field Letters, edited by John Barker and Douglas Cole, Vancouver: UBC Press, 2003 pp. 113-114
Ilustración inspirada en una pintura rupestre bossquimana del Cederberg, Sudáfrica

Lo más perdurable

maripojapo

 

Is buaine port ná glór na-éan,

Is buaine focal ná toice an tsaoil.

Una tonada es más perdurable que el canto de los pájaros,

un cuento es más perdurable que toda la riqueza del mundo.

(Proverbio irlandés)

Irish proverb, in Robin Gwyndaf, “A Welsh Lake Legends and the Famous Physicians of Myddfai”, Bealoideas, vol. 60-61, 1992-1993, p. 245

Ilustración inspirada en un dibujo japonés

Originales en un sentido diferente

Tondo peces

El mito es un lenguaje constituido por formas intemporales, no momentáneas. Los temas [del recital improvisado por dos narradores haida para el antropólogo John Swanton] no se urdieron para esa ocasión. Son originales en un sentido diferente. Son relatos con mil o diez mil años de antigüedad a los que se da un uso contemporáneo, relatos que renuevan el mundo presente al repetir lo que sabemos sobre cómo se formó el mundo.

Robert Bringhurst, A Story as Sharp as a Knife: The Classical Haida Mythtellers and Their World, Vancouver: Douglas & McIntyre, 1999: 220
Inspirado en el dibujo de un escudo encontrado en un vaso griego.

Nuestras narraciones no siempre cuentan cosas bonitas

MOCHE FISH_HN

Nuestras narraciones son historias sobre la experiencia humana y, por tanto, no siempre cuentan cosas bonitas. Pero no podemos embellecer un relato para complacer al oyente y, al mismo tiempo, ceñirnos a la verdad. La lengua debe ser el eco de lo que estamos obligados a contar, y no puede adaptarse a los humores y gustos del hombre. La palabra del recién nacido no es digna de confianza, pero las experiencias de los antiguos son portadoras de verdades. Por tanto, cuando narramos nuestros mitos, no hablamos por nosotros mismos; es la sabiduría de los padres la que habla a través de nosotros.

Osarqaq, Greenland Inuit storyteller, early 20th century. Knud Rasmussen, Greenland by the Polar Sea: The Story of the Thule Expedition from Melville Bay to Cape Morris Jesup, New York: Frederick A. Stokes [1921], pág. 27
Ilustración inspirada por un dibujo de la cultura Mochica, Perú.